Viendo visiones, escuchando gemidos

Estamos en una seria crisis.

Cuando nuestro lenguaje pasó de la crisis del cambio climático global a la Emergencia climática global (GCE), hemos caído en la cuenta de cuán seria es la actual crisis ecológica. Además, ahora, cuando la pandemia mundial entró a ser parte de nuestro diario lenguaje, podemos ver cuán seriamente vulnerables son los pobres frente a la crisis desatada por el COVID-19.

Somos testigos de esto. El año pasado fue el primero de nuestro destino trienal. Estamos debidamente asignados a una Comunidad inserta de la OFM (Orden de Hermanos Menores), llamada KAPANATA.  Somos cinco Hermanos Menores en una pequeña casa en medio de nuestros hermanos y hermanas de una comunidad urbana pobre. Nuestra comunidad no está lejos del Colegio-Seminario de Nuestra Señora de los Ángeles donde actualmente trabajo como Decano de la Escuela de Graduados ubicada en Bagbag, Novaliches, Quezon City.

Estoy contento porque yo sólo necesito caminar de nuestra comunidad a mi sitio de trabajo, y viceversa. Esto satisface mi necesidad de ejercicio diario. Además, mientras camino he reducido mi consumo   de carbón. Un estilo de vida personal sencillo ayuda al planeta. Pero más que un estilo  individual de vida puede ayudar más a nuestro planeta que gime  un esfuerzo concertado de una fraternidad en misión.

Recuerdo que una vez en el primer cuarto del año pasado como comunidad comenzamos a hacer la separación de los desechos. Un día encontré tres contenedores de basura en algunos rincones de nuestra pequeña casa. Inmediatamente los limpié y les puse unas etiquetas: “Papel”, “Plástico” “Restos de comida”. Yo entendería las sinceras reacciones de algunos de mis compañeros si el separar nuestras basuras en nuestra casa realmente sería útil, dado que los recolectores de basura en nuestra zona con toda seguridad volverían a mezclarlos. Sin embargo, yo no juzgué esta práctica como un esfuerzo inútil. Estoy convencido de que este tratamiento de las basuras debe comenzar por nosotros mismos, los consumidores, desde nuestras propias habitaciones o desde nuestras propias casas. Debemos empezar por algo si realmente queremos participar en una respuesta positiva a los desafíos de nuestros problemas ambientales que cada día se van agravando más; y además, tenemos que ser creíbles. Todos en la comunidad comprendieron este punto de vista y estuvieron de acuerdo. Comenzamos a practicar todos conjuntamente este manejo de los residuos.

Después de haber puesto en práctica este manejo de separación de residuos en nuestra pequeña comunidad, decidimos lanzar un programa en firme de manejo de los residuos en la comunidad más amplia de nuestro vecindario. También nos proponemos promover y eventualmente  el empleo de energía renovable. A la JPIC (Justicia, Paz e Integridad de la creación) de la Provincia, nos están ayudando otros grupos como la Eco-Waste Coalition (Coalición de Eco-Residuos) y personas interesadas en esto. La gente ha respondido positivamente al programa. Mientras escribimos esto, ya estamos planeando una Instalación de Recuperación de Material (MRF) en beneficio de toda la comunidad.

COVID-19 llegó mientras estábamos poniendo en marcha  este programa. El Gobierno de Filipinas puso a toda la región capital de la nación (NCR) bajo la Cuarentena Mejorada de la Comunidad (ECQ) lo cual equivale a un bloqueo total. Infortunadamente muchos de nuestros vecinos viven al día (jornaleros). Ellos entraron en el sector de “sin-trabajo-sin-pago”. Cuando el trabajo faltó, con nuestros propios ojos hemos visto la vulnerabilidad del pueblo pobre. No podemos quedarnos simplemente mirando su situación. Según nuestras pequeñas posibilidades hemos tratado de hacer algo para aliviar la dura situación de la gente de nuestro alrededor.

Cuando la Cuarentena comunitaria en la región capital central cambió a Cuarentena Mejorada Modificada de la comunidad (MECQ) y eventualmente a Cuarentena General de la Comunidad (GCQ), comenzamos a animar a la gente de nuestros alrededores a comenzar a participar todos juntos en la agricultura urbana. Es posible que la gente de las comunidades urbanas pobres trabaje en la sostenibilidad hogareña en el sentido de producir los alimentos para cada hogar.  Sin embargo también vamos a promover una mayor unidad y el espíritu comunitario. Nosotros junto con nuestros vecinos estamos ahora organizando una especie de huerta comunitaria en un lote baldío de nuestro vecindario. También pensamos organizar un Sistema hidropónico movido por energía solar que eventualmente  pueda abastecer las necesidades de la gente de alrededor.

Hasta el momento no hemos necesitado recursos financieros para hacer plenamente operativo este plan. Sin embargo tenemos la visión y la pasión de trabajar juntos en unidad. Estamos seguros de que algún día esta visión llegará a su plena realización. Y mientras esto sucede, esta sea nuestra respuesta proactiva a la seria crisis que hoy se encuentra experimentando la gente como resultado del COVID-19.

El período de la actividad profética de Jeremías, era también un tiempo de una seria crisis.  Él tuvo sus limitaciones  por haber sido llamado a profetizar teniendo un problema en su capacidad de hablar. Podemos recordar que el SEÑOR primero corrigió su modo de ver, luego hizo que no dejara de hablar y cumplir su misión profética. Las dos visiones de Jeremías están descritas en medio de fenómenos naturales: la rama de almendro y la olla hirviendo (Jer 1,11-16).

Por una parte el almendro es usado para mostrar que el  SEÑOR está observando su palabra para cumplirla”. El almendro también es el primero en florecer en primavera. Por otra parte, la olla hirviendo transmite el mensaje de que el mal está irrumpiendo desde el norte.  Si comparamos la imagen de “la olla hirviendo” con la imagen de Leviatán descrita en el libro de Job (cf. Job 41,20), parece transmitir el mensaje de que el SEÑOR mantiene el control en medio de serias crisis. Pero el SEÑOR invita a cada uno a estar en pie con él y junto a él para para luchar contra las cosas sin sentido. La olla hirviendo simboliza el llamamiento que se nos hace a participar en el trabajo de Dios para proporcionar la salvación.

Como Jeremías debemos tener una visión y realizar nuestro papel para actualizar tal visión. Con las secuelas del COVID-19 no podemos estar frente al pueblo hambriento simplemente mirándolo. Tenemos que hacer algo para ayudarles a empoderarse de su proceso. No ignoremos “el clamor de la tierra y el grito de los pobres” (cf.Laudato Si’ 49), los gemidos que se han hecho más fuertes que antes (cf. Rm 8,18-23).

Fr. Cristino Robles Pine, OFM
Equipo provincial de animación JPIC
Provincia de San Pedro Bautista

Habilidades

Publicado el

13 julio 2020

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